El deporte femenino lleva toda la vida luchando por ser reconocido. La mujer deportista ha estado siempre marginada en el marco de una sociedad que las veía como algo exótico. El fútbol ha sido el mejor ejemplo de esta situación.
Fueron unas pocas pioneras las que en los años 50 dieron el paso. Asturias no estuvo ajena a este fenómeno. La moda de la mujer futbolista comenzó a vincularse entre las asturianas a las actividades veraniegas. Así en Luanco surgieron Las Sirenas, un grupo de chicas que compitieron contra turistas de Madrid y contra sus vecinas de Candás.
Después llegaría la primera época dorada con equipos como Les Pieces de La Felguera, Camisas Ike de Gijón o el México La Corredoria. Es con éste último cuando encontramos el germen del actual Oviedo Moderno. En el pub de la antigua población ovetense, hoy barrio de La Corredoria, se jugó el primer partido de este club. El motivo no pudo ser más festivo, pues se disputó por las fiestas de la localidad, el 24 de junio de 1980.
Ahora, más de 30 años después, llega el momento de reconocer la valentía de aquellas catorce mujeres, unidas para la ocasión por Ana Lacalle, que jugaron ese partido. Sin ese día, sin ellas, el Oviedo Moderno no existiría. Desde entonces han pasado cinco denominaciones (México La Corredoria, Tradehi Oviedo, Dercos, Peña Azul y Oviedo Moderno) vinculadas siempre a los patrocinadores.
Después vino la época de Pedro Rodríguez. Presidente, utillero y consejero en la época en la que se logró participar en la Superliga. La liga donde se juntaron los mejores equipos españoles. Después de Pedro, el Oviedo Moderno creció, se consolidó y llegó a estar a las puertas de jugar una final de Copa. Creó una escuela dentro del club para las niñas que empezaban.
Todas estas cosas, con multitud de anécdotas de carácter humano, aparecen relatados en el libro del periodista Sergio Fuente sobre la historia del equipo verdinegro.
Rompiendo barreras. Historia del Oviedo Moderno C.F.
es una recopilación de las vivencias de las protagonistas, de las jugadoras, de las mujeres, de sus entrenadores, de los directivos y de los periodistas que han visto crecer la entidad desde sus orígenes. Sergio llegó al Oviedo femenino por culpa de Ronaldinha . Los focos mediáticos se posaron en la brasileña cuando jugó en la capital del Principado. Desde ese día han pasado más de ocho años en los que ha conocido de primera mano la especial idiosincrasia del club y de la mujer deportista.
Fuente aclara que “el machismo sigue siendo la principal barrera por romper” para que se acepte con normalidad a una futbolista. “No nos parece extraño que haya una chica que se atleta o nadadora, pero se tuerce el gesto cuando se dice que es futbolista”. Esa es la gran lucha que queda en la sociedad publicitaria y masculinizada del fútbol. “Con las mujeres no hay parafernalia mediática. No hay declaraciones altisonantes, sólo se dedican a entrenar y a jugar”.
El fútbol femenino puede llegar a enganchar porque es más técnico que el masculino, pero le falta a juicio de Fuente “llegar a tener más organización y alcanzar cierto grado de profesionalismo”. En este sentido continúa “sería excelente que las federaciones dejen paso a la juventud que viene pisando fuerte dentro del ámbito del femenino. Gente que sabría apostar de verdad por el fútbol femenino”.
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