Protagonistas secundarias de los medios de comunicación, las mujeres que con orgullo practican deporte de élite realizan un enorme sacrificio pocas veces valorado por el entorno. El deporte femenino es el que mejor define los sólidos valores de la superación y eso debería de tener mayor aprecio por parte de todos. Si el esfuerzo es la bandera que ensalzan las deportistas, no menos mérito tiene la energía empleada por quienes presiden los clubes femeninos en busca de patrocinadores y apoyos. Todos ellos, dirigentes y jugadoras, luchan diariamente en soledad en busca de la soñada estabilidad que pocas veces logran encontrar.
El sacrificio es un valor muy importante para superarnos en nuestra vida por la fuerza que imprime en nuestro carácter. Compromiso, perseverancia, optimismo, superación y servicio, son algunos de los valores que se perfeccionan a un mismo tiempo, por eso, el sacrificio no es un valor que sugiere sufrimiento y castigo, sino una fuente de crecimiento personal, y todos estos valores son los que representan unas chicas que suelen tener parecidas obligaciones que los chicos pero menos derechos. Ellas no son unas privilegiadas, sino más bien unas incansables trabajadoras del deporte que no pueden dar la espalda a los trabajos convencionales. Las chicas no entrenan y descansan, ellas entrenan y posteriormente trabajan o estudian, sus ingresos no les conceden una estabilidad económica que les otorgue tranquilidad de cara al futuro.
La ciudad inmortal de Zaragoza puede presumir de gozar de buena salud en cuanto al deporte femenino hace referencia. Prainsa, Natudelia, Mann Filter, Escuela Waterpolo…son algunos de los mejores ejemplos de los que dispone la capital de Aragón. El deporte femenino, en general, está menos extendido que el masculino y, por tanto, goza de menos apoyo económico y social, y estos son los elevados e importantes obstáculos que entre todos deben superar en el duro día a día. Las chicas, por lo tanto, tienen menos ayudas, juegan en campos más deteriorados y con el peor horario. Ellas libran dos batallas a la vez: la de haber llegado las últimas a disciplinas que en su mayor parte nacieron masculinas y la lucha contra quienes las rechazan por el hecho de ser mujeres. Muchos son los que, desde una perspectiva machista, no entienden el que la mujer practique otro deporte que vaya más allá del aeróbic u otra disciplina que no vaya encaminada a mantenerse guapa para aspirar a ser ‘’top models’’. A pesar de los pesares, y de la indiferencia de algunos, ellas siguen luchando, superándose, mostrando una envidiable capacidad de superación y un tremendo sacrificio. Y es que, aunque algunos piensen lo contrario, el deporte no entiende de sexos…las chicas son guerreras
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