De Teresa advirtió de que, una vez que ha quedado demostrado que "la vida sedentaria y el incremento de la obesidad son factores que están estrechamente ligados, si estos hábitos de vida continúan por donde lo hacen actualmente, la expectativa de vida de las futuras generaciones se verá mermada".

Así, y aunque de momento se ha conseguido que el "aumento excepcional del sedentarismo" no afecte a la longevidad, gracias a factores como la mejora de la calidad de vida, el experto alertó de que esta falta de actividad "desde luego va a tener una mayor incidencia en las enfermedades que llamamos propias de nuestra civilización, las cardiovasculares o metabólicas, derivadas de la obesidad" y por ende en "un empeoramiento de la calidad de vida".

Resaltó que existe una imagen errónea de lo que implica el ejercicio físico que equipara éste a "tener que sufrir, y esto no tiene por qué ser así".

De este modo, para que la actividad física reporte beneficios a la salud "no es necesario hacer ejercicios de muy larga duración", subrayó el experto, quien en este sentido añadió que "en el caso de gente sedentaria, se ha podido constatar que con pequeñas tandas de cinco o diez minutos de ejercicios al día, es suficiente".

No obstante, matizó que "tenemos que saber cuál es la situación de cada persona para poder prescribir exactamente los ejercicios más adecuados".

Junto a la reducción del riesgo a padecer enfermedades cardiovasculares o metabólicas, la actividad física también incide en la proliferación de células madres a nivel cerebral que pueden retrasar procesos como el alzheimer o el parkinson, aseguró.

De Teresa, que se lamentó del "escaso conocimiento" que la ciudadanía tiene de los beneficios que reporta la actividad física a la salud, consideró que "debemos aprovechar que tenemos una sociedad lo suficientemente estable, con una calidad de vida buena, para incidir en la necesidad de introducir el ejercicio físico en nuestros hábitos, para prolongar nuestra vida".