El ejercicio no sólo resulta recomendable para los pacientes con artrosis, sino que, en aquellas personas con riesgo de desarrollar esta enfermedad, contribuye a prevenirla. Así lo sugiere un estudio sueco: la actividad física regular fortalece el cartílago de la rodilla.
"Los cambios implican que el cartílago humano responde a la carga fisiológica de un modo similar al que han demostrado los músculos y los huesos", concluyen los autores de la investigación, publicada este mes en 'Arthritis & Rheumatism'.
Pese a las reservas que muchos pacientes guardan hacia el ejercicio (como la artrosis se debe al 'desgaste' del cartílago, muchos creen que puede agravar su enfermedad), lo cierto es que ya se conocían algunas de las bondades de la actividad física: aliviar el dolor y mejorar la movilidad.
"Los efectos sintomáticos positivos que había demostrado tener el ejercicio en pacientes con artrosis pueden producirse en paralelo o, incluso, estar causados por una mejoría de las propiedades del cartílago", afirman ahora los firmantes del nuevo estudio.
El estudio
Estos reumatólogos suecos han llegado a sus conclusiones tras evaluar durante cuatro meses a 45 personas con una media de 40 años que tenían riesgo de desarrollar artrosis de rodilla, pues se habían sometido recientemente a una operación de menisco. La mitad de estos participantes se sometió a un programa de ejercicios personalizados (sesiones de una hora tres veces por semana) mientras que los demás voluntarios no recibían ningún tipo de intervención.
Las actividades recomendadas consistían en ejercicios de levantamientos de pesos ligeros como, por ejemplo, flexionar las rodillas sosteniendo una barra (imagen superior).
Tras el programa, el 68% de los voluntarios asignados al programa habían aumentado su actividad física, lo que se tradujo en una mejoría en la calidad de su cartílago rotular. En concreto, se vio que había aumentado su cantidad de un componente clave en la elasticidad y fuerza del cartílago: el GAG o glicosaminoglicano.
Además, se vio que en los pacientes en los que se había fortalecido el cartílago mejoraban también diversos aspectos de su dolencia: el dolor en su rodilla, otros síntomas, su movilidad, su capacidad para practicar deportes y su calidad de vida.
"En una matriz de cartílago con un escaso contenido de GAG, una viscoelasticidad insuficiente puede ocasionar una progresiva desnaturalización de las moléculas de colágeno, la pérdida de colágeno y el consiguiente desarrollo de artrosis", resumen los autores. "Puede ser que el aumento del contenido GAG del cartílago [conseguido con el ejercicio] mejore la viscoelasticidad", aclaran.
En resumen, "el ejercicio moderado puede ser un buen tratamiento no sólo para mejorar los síntomas y la función articular, sino también para mejorar el cartílago de la rodilla en pacientes con riesgo de desarrollar artrosis", concluyen los investigadores, si bien matizan que "no es posible extrapolar los resultados de este estudio a cualquier efecto a largo plazo del ejercicio en el cartílago".
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