Se llama Virginia Jiménez, tiene 16 años y juega en el Club Deportivo Igualeja. Hasta aquí todo normal. Cada vez hay más mujeres a las que les gusta el fútbol, pero Virginia, conocida como 'Chispas', es la única que lo hace en Segunda Regional rodeada de 21 hombres, sus diez compañeros y los 11 del equipo contrario.
Ayer 'Chispas' debutó en su pueblo contra el Villanueva de Algaidas, y lo hizo rodeada de una gran expectación, no en vano ha convertido su equipo en mixto, algo todavía novedoso en la categoría. Fotógrafos y cámaras la rodeaban, y ella reconocía estar más nerviosa «por la publicidad que por el partido». Y es que los 'micros' no son lo suyo, pero en el campo se encuentra como en casa. Ayer se convirtió en la estrella de la jornada. Sus vecinos -más de un centenar- coreaban su nombre y sus compañeros aseguraban que le iban a dar un pase de gol. Sin embargo, ni su ilusión ni sus ganas fueron suficientes para que el C. D. Igualeja se impusiera al Villanueva de Algaidas, que finalmente ganó por 1-3.
La ilusión de su vida
Virginia empezó a jugar al fútbol con sólo cuatro años. Desde muy pequeña decidió alternar las muñecas con el balón y las faldas con las calzonas. Ella encuentra tiempo para todo y para todos. Así, lo mismo sale de paseo con sus amigas que se entrena con sus compañeros de equipo. Y es que 'Chispas' lo tiene claro: «Me encanta el fútbol y si mis amigas no lo entendieran, tendría que buscarme otras».
Afortunadamente no le va a hacer falta, porque sus compañeras están muy orgullosas de ella, casi tanto como sus padres, María del Carmen y José, que ayer sufrieron como buenos padres de una estrella. «Me da miedo de que le den un golpe -explicaba su madre-, pero qué le vamos a hacer, este es su sueño». Su padre, por su parte, reconocía no saber mucho de fútbol, aunque, por supuesto, para él su hija es la mejor. Tienen otros tres hijos, una niña y dos niños y, a pesar de que pueda parecer extraño, los varones no les han salido futbolistas; el balón, en esa casa, es cosa de mujeres.
Su primer partido
Virginia Jiménez jugó ayer su primer partido oficial con un equipo mixto. Salió como lateral derecho, y jugó casi 60 minutos. Sabía que todas las miradas estaban pendientes de ella. Poco antes de empezar el partido representantes del equipo de gobierno municipal le regalaron un bonito ramo de flores. Ella se sonrojó, pero lo recibió con una sonrisa. Y eso sí, una vez que el árbitro señaló el comienzo del partido dejó de ser la única chica del campo para convertirse en uno más. Corrió y luchó hasta el final, no en vano su entrenador, Paco Lobato, la define como «trabajadora, habilidosa y competitiva». Hasta hace poco Virginia jugaba en lo que en el pueblo llaman 'el equipo de las niñas'. Ahora ha pasado a hacerlo en un equipo federado y lleno de hombres, pero el cambio no le asusta.
Es más, ella asegura que por el momento no ha escuchado ningún comentario machista. Ayer en el campo tampoco los hubo.
A partir de hoy, 'Chispas', como le gusta que la llamen, tendrá que seguir entrenándose y trabajando con sus compañeros. Su primer gol, explica, se lo dedicará a todo el pueblo, y es que, comentaba ayer, «todo el mundo me lo ha pedido, y como todos se han portado muy bien conmigo, irá para ellos». Ayer le fue imposible dejar su impronta en la portería contraria, pero aún le queda toda una Liga por delante.
Virginia es de las que no se rinden. Esta joven igualejeña aseguraba ayer minutos antes de su debut: «Hay que ser valiente en la vida; si no, no se llega a ningún lado». Sin saberlo, Virginia está haciendo historia, al ganarse un puesto en un mundo de hombres. Ella, por supuesto, no lo ve así, el fútbol es un juego y, como tal, pertenece a todos. Ojalá muchas otras sigan su ejemplo.
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