REPENSAR LA CONDICIÓN HUMANA DEPORTIVA
Por SANTIAGO COCA
Ponencia de Clausura del CONGRESO MUJER Y DEPORTE
Bilbao, 28 de noviembre de 2001.
1. PERSONA FEMENINA, PERSONA MASCULINA
1.1. Un asunto problema
Si la mujer, en expresión de JULIÁN MARÍAS, es ese alguien corporal, esa persona femenina, que como una de las dos formas en que acontece la realidad de nuestro mundo, es irreductible a ninguna otra, entonces habrá que repensar la condición humana, que ha llegado interpretada hasta nuestros días, casi unilateralmente, por ese otro alguien, que es la persona masculina.
Bastaría adjetivar esta condición humana con el epíteto de lo deportivo, para que el título de esta ponencia quedara justificado: hay que repensar la condición humana deportiva, ayuna de explicaciones totales.
Y habrá que repensarla, en primer lugar, no desde el pensamiento único de un determinado alguien corporal, excluyente de¡ otro, sino desde el pensamiento simultáneo y bifronte de lo masculino y de lo femenino. Y repensarla, en segundo lugar, desde el reconocimiento, como lo sugiere JUAN OAVRO GARCíA BACCA, de que lo típico del ser humano no es ser un asunto tema, inmutable y resuelto de una vez por todas, sino un asunto problema, abierto siempre a los cambios y a la búsqueda de su recreación personal.
Si la reflexión antropológica, tenemos un cuerpo, supo ceder oportunamente el testigo a una siguiente conclusión, somos cuerpo, que absorbía la dualidad materia?espíritu, ¿por qué el deporte tiene compartimentos tan estancos para lo masculino y lo femenino, y los tiene tan desproporcionadamente valorados, y en cambio no acaba de ser una realidad humana deportiva?
Pero no nos llamemos a engaño, la realidad deportiva no es la excepción mundana que deba ser repensada, como si el resto de nuestra condición humana, sistemas políticos, credos religiosos, instituciones académicas, programas económicos o culturales, estuviera ya satisfactoriamente repensado.
El siglo XXI sigue definiéndose desde la visión atrófica de los alguien corporales, personas masculinas, y desde esta perspectiva no se nos permite dilucidar el vitalismo pleno de la condición humana. Y no es de recibo afirmar que la situación de la mujer haya mejorado -es evidente, aunque sólo en algunos países-, porque su condición humana, en lo que atañe al logro de su creatividad como persona femenina, persiste bloqueada, o al menos restringida.
1.2. Origen y ámbito de las decisiones
No obstante esta constatación, que podría conducimos a una actitud escéptica de brazos cruzados, urge repensar, activamente, la condición humana deportiva, que reclama, como punto de panida, dos reivindicaciones inexcusables: la primera, preguntarse por el origen de las decisiones, que, desde la libertad, sean capaces de transformar el mundo deportivo. La segunda, preguntarse al mismo tiempo, por el ámbito y el alcance de esas decisiones.
La participación, casi siempre subordinada, de la mujer en el origen de la toma de decisiones, reduce la subjetividad femenina a un mero salir al encuentro de lo propuesto por la subjetividad masculina. Y si esta oferta les satisface, las mujeres se instalan acríticamente en ese mundo encontrado, como lo afirma MARCELA LAGARDE, y seguras de si mismas se olvidan de repensar su propia condición humana. Que sean los otros alguien corporales, las personas masculinas, quienes decidan, desde sus orígenes, el qué, el cómo, el dónde y el cuándo, de las decisiones deportivas.