Es científica y socialmente admitido que la práctica deportiva es salud, cultura, educación y ocio. Por razones históricas y sociales -y, en algunos casos, físicas- las mujeres no tienen un acceso completo a su práctica, ya sea en el ámbito aficionado o en el de la competición de alto nivel. También, en el supuesto de haber accedido a su práctica, suelen abandonarla mucho antes que los hombres.
El deporte no competitivo o de mantenimiento físico, aunque tiene un mayor nivel de participación, precisa también de un mayor desarrollo, sobre todo en los segmentos de educación predeportiva y de la Tercera Edad. La exigencia de rendir al máximo nivel en la vida laboral, la maternidad o la equivocada percepción de que la mujer tiene unas mínimas posibilidades de hacer del Deporte su profesión, son algunas de las barreras que se interponen para que exista una verdadera igualdad de oportunidades entre ambos sexos.
Por otra parte, existe un cierto déficit en el área de ayudas públicas para el fomento de la práctica deportiva, de la tecnificación de deportistas o para la formación de técnic@s. Y no es habitual que en estas ayudas se prime al Deporte Femenino -especialmente a las prácticas más minoritarias- ante deportes masculinos mayoritarios, como sería deseable. Además, las mujeres tienen también grandes dificultades para conseguir recursos económicos de la iniciativa privada, debido fundamentalmente a tres motivos:
- La insignificante presencia de las mujeres deportistas en los medios de comunicación
- El supuesto menor espectáculo que ofrecen sus competiciones
- Y la inexistencia de incentivos fiscales para las empresas que deseen colaborar o invertir en entidades deportivas femeninas (las cuales, en su gran mayoría clubes, agrupaciones y asociaciones, no están sujetas a la actual Ley 30/1994 del Mecenazgo).
De esta forma, y muy generalmente, podemos englobar las dificultades con las que se encuentra el desarrollo del Deporte Femenino y, por ende, las razones de la constitución de la FUNDACIÓN MUJER Y DEPORTE, en las siguientes:
RAZONES HISTÓRICAS Y SOCIALES
- Dificultades generales del acceso de las mujeres a la práctica deportiva.
- Abandono prematuro, en su caso, de la actividad deportiva.
- Escaso acceso a la elite deportiva.
- Débil desarrollo de la educación pre-deportiva, en la Tercera Edad y, sobre todo, en minusválidas físicas y psíquicas.
- Máximas exigencias familiares y laborales, muy por encima del sexo masculino.
- Graves deficiencias para contemplar el Deporte como salida laboral, o bien para encauzar la vida laboral después de la competición de elite.
RAZONES ECONÓMICAS
- Defícit en las ayudas públicas para entidades deportivas especializadas en Deporte Femenino, para tecnificación de deportistas y para formación de base.
- Escasísimas aportaciones de la iniciativa privada debido, fundamentalmente, a estos problemas:
- Mínima presencia del Deporte Femenino en los medios de comunicación de masas.
- Una errónea percepción de que el Deporte Femenino no ofrece espectáculo.
- Inexistencia de incentivos fiscales, especiales o no, para las personas físicas o jurídicas que pudieran plantearse invertir en el desarrollo del Deporte Femenino.
RAZONES FÍSICAS
- La maternidad supone un antes y un después en la mujer deportista que precisa de una protección especial.
Para intentar dar respuestas a estas necesidades sociales ha nacido la FUNDACIÓN MUJER Y DEPORTE, una entidad de Utilidad Pública sin ánimo de lucro y No Gubernamental inscrita con carácter nacional en el Registro de Fundaciones del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes con el número 578, según Orden Ministerial del 5 de octubre de 2000 publicada en el B.O.E. del día 31 del mismo mes.
Si lo deseas, puedes bajarte nuestros Estatutos o la página del Boletín Oficial del Estado donde se aprueba la inscripción de la Fundación.
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