Carla Suárez llevaba tiempo llamando a la puerta. Finalista en Marbella en 2009 y 2010, finalista en Estoril en 2012, finalista en Acapulco y Oeiras (Portugal) en 2013, torneo éste que consiguió ganar al año siguiente, finalista en Amberes, Miami y Roma en 2015… Demasiadas finales perdidas. Llegaba, pero no remataba. Su físico (1,62 metros) tampoco le ayudaba ante las auténticas gigantes del tenis. Una lástima. Cuando se llega a tantas finales y se pierden casi todas, es muy difícil salir a la pista con una mentalización ganadora. Para Carla fue ayer la décima final. Ante una jugadora, Jelena Ostapenko (letona, 18 años, campeona júnior en Wimbledon), a quien le desborda la ambición. Para colmo, Carla perdió 6-1 en primer set.
Una hora después, Carla alzaba el trofeo de ganadora en Doha. Un torneo de categoría, donde estaban cuatro de las cinco mejores jugadoras del mundo. Marc Casabò, entrenador de Carla, logró convencerla tras el 6-1 de que ganar era una cuestión de actitud, no de juego. En una palabra, ¡de creérselo! Se lo creyó, jugó y ganó. ¡Por fin! Carla es ahora número seis del mundo. A punto de mejorar la posición de Nadal, que es el cinco en la ATP. Nos encontramos que Carla y Garbiñe Muguruza, número cuatro, forman una pareja más sólida que Nadal y Ferrer, éste número ocho. Como en los tiempos de Arantxa y Conchita, nuestras mujeres empiezan a superar los resultados de los hombres. Habrá que decir: en el tenis también nos ganan ya.
Fuente: http://opinion.as.com/opinion/2016/02/28/portada/1456618587_748668.html